Aunque hacer previsiones es una tarea muy compleja entre otras razones como consecuencia de la inestabilidad global que vivimos, me atreveré en las líneas siguientes a intentar responder a esta pregunta.
De entrada, comentar que partimos de una situación favorable, Los buenos datos sobre el comportamiento del empleo (aunque sea básicamente a efectos estadísticos) son un dato relevante a pesar de que sigamos siendo impactados por factores tecnológicos y sociales que inicialmente tenían que tener un impacto negativo en el empleo.
Efectivamente en 2024 el empleo ha evolucionado favorablemente como consecuencia del comportamiento positivo del turismo y el de la balanza comercial. Mientras que algunas decisiones del Ejecutivo como el incremento del Salario Mínimo Interprofesional no han tenido el impacto negativo que muchos auguraban.
Recordemos que el empleo y las tasas de desempleo están en relación directa a los elementos siguientes:
- La situación económica global: Después de la pandemia, la economía española ha mostrado signos de recuperación, aunque subsistan determinadas incertidumbres tanto internas como externas.
- Los niveles de inversión Pública y Privada: El empleo estará impactado, con total seguridad, por la presencia de los fondos Next Generation, específicamente los referidos a los sectores de la economía verde y la tecnología.
- La velocidad del proceso de sustitución de empleos en determinados sectores: La automatización seguirá impactando en la reducción de empleos dedicados a tareas repetitivas en la industria y los servicios.
- La creación de nuevas oportunidades: Aunque algunos empleos se automatizan, la tecnología también puede crear nuevos roles. La capacidad de absorción de estos nuevos empleos dependerá del impulso a los planes de formación y reciclaje que seamos capaces de impulsar.
- La incorporación de nuevos colectivos: Un factor relevante desde un punto de vista social pero que finalmente impacta de forma negativa en la evolución estadística a pesar de que pueda llegar a suponer un crecimiento neto del empleo.
Mientras seguimos con la necesidad de afrontar determinados retos cuyo impacto en el empleo es sustancial y tienen que ver con tres vectores de gran relevancia, A saber: la evolución del empleo en el Sector Público, el comportamiento de los elementos tractores en materia de empleo (turismo, servicios personales y balanza comercial) y el impacto de la emigración.
No podemos separar estructura productiva, situación económica y evolución del empleo. Y no olvidar que aquella es el elemento nuclear de una determinada tipología de empleo, centrada en las prestaciones discontinuas. Una situación de refuerza la dualidad (relación entre contratos de prestación indefinida y otros de carácter temporal) de nuestras condiciones laborales y que sigue entre nosotros, aunque se haya modificado su conceptualización legal (fijos discontinuos). Una realidad que tiene un impacto positivo si nos centramos en el análisis estadístico (reducción de la temporalidad) pero que se convierte en neutro si nos enfocamos en su análisis desde una perspectiva individual/personal. Somos un país que hemos reducido la contratación haciéndolos lo que comúnmente se define como “trampas al solitario”. Hemos conseguido reducir estadísticamente la “contratación temporal” pero seguimos teniendo grandes capas de trabajadores vinculados a formatos laborales de carácter intermitente. Una muestra concreta de la máxima que afirma que “las normas laborales por si solas no crean empleos”.
Tenemos en 2025 muchas tareas pendientes a desarrollar en un escenario interno y externo que no podríamos denominar como muy favorable.
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