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He estado reflexionando sobre la oportunidad de escribir, una vez más, sobre “el procés” y las perspectivas sobre lo que va a ocurrir en los próximos meses.

Y finalmente me he decidido a hacerlo una vez ya sabemos que la voluntad del Gobern de Catalunya es la de celebrar el referéndum el próximo 1 de Octubre.

De hecho probablemente lo mejor sería continuar callado pero como ya me pronuncié en repetidas ocasiones en este blog y más concretamente en http://pauhortal.net/blog/un-paso-atras/ hace tan sólo unas semanas, creo que necesito cerrar el ciclo ofreciendo, a quien le interese, una visión independiente, personal y que sólo me representa a mí mismo sobre este tema y sus posibles soluciones.

Como muchos ciudadanos “moderados”, un concepto acuñado por Jordi Graupera (y sobre el que me pronuncié hace ya dos años en el post http://pauhortal.net/blog/soy-moderado/) sigo exigiendo “un cambio de actitud en el conjunto de la clase política española (dirigida a) a hacer un esfuerzo extra para entender la realidad de los problemas y para enfocar soluciones de consenso

Recordemos una vez más que para enfrentarnos con éxito a un proceso de cambio como el que estamos viviendo, igual que ocurre en el resto de ámbitos personales y organizativos, es absolutamente imprescindible una visión, un análisis objetivo de la situación y la voluntad de llevarlo a cabo. Un cambio que como todos exige modificaciones a corto plazo (las más fáciles de implementar) y cambios a medio/largo plazo (entre otros los de tipo cultural) porqué digámoslo claramente “el procés” tiene que llevar parejo no solo un supuesto cambio de “bandera” sino cambios estructurales que permitan –entre otras- una mejor gestión de “lo público”.

He seguido como otros muchos “moderados” muchas de las opiniones, discursos, conceptos y…. formuladas por todo tipo de personas, siguiendo criterios ideológicos y motivaciones personales diversas. He señalado y apuntado opiniones diversas como las formuladas por Rafael Jorba cuando afirmaba “El pais te els deures per fer: exces de burocracia i hipertrofia del sector public, sistema fiscal i evasió crónica, deficit presupuestari permanenti deute galopan, clientilisme quotodia i poder onnimode dels poders oligarquis”. Esta no es sola una característica del estado español. También nos afecta a nosotros… ¿no?. Sólo (y no es poco) necesitamos comprender que “el procés”  ha de llevar parejo la voluntad de no seguir reproduciendo estos mismos errores.

Paralelamente retengo en mi memoria las opiniones vertidas públicamente por Joaquin Gay Presidente del Foment de Treball “Es imprescindible aprofitar aquesta fase positiva del cicle econòmic per culminar el proces de reestructuració de l´economia. I impulsar les reformes pendents per afavorir la competitivitat i augmentar la productivitat amb polítiques d´innovació, liberalització i internacionalització. Es important aconseguir un model de creixement econòmic sostenible i afermar la millora en el mercat de treball, i alhora mantenir la correcció dels desequilibris macroeconòmics com l´alt nivell d´endeutament i de dèficit públic”.

No me duele afirmar que estoy plenamente de acuerdo con el ánalisis del Presidente del Foment. Es evidente que en nuestro entorno “de moderados” conviven sin graves problemas personas como Rafael Jorba de posición favorable y Joaquin Gay totalmente contrario, (aunque muchos pretendan lo contrario). De hecho recordemos que el Presidente del Foment finalizaba un artículo en la Vanguardia con la frase siguiente: “Esta ha de ser nuestra meta (se refiere a la corrección de los desequilibrios, la reducción de la deuda y el déficit público) El resto, cantos de sirena populistas que lo único que harán posible es llevarnos a la ruina y truncar el viaje hacia la recuperación” Una vez más me reafirmo en el hecho de que análisis coincidentes llevan a conclusiones equivocadas. Opino (al igual que la gran mayoría de los que he denominado como moderados) que estos objetivos serán probablemente más fáciles conseguirlos en un nuevo contexto político.

Me he ratificado abiertamente en el sentido de que lo que estamos viviendo en Catalunya tiene unas particularidades específicas que han sido mal interpretadas por muchos españoles.  La primera es la referida a la “génesis del proceso”. Frente a lo que todavía se sigue manifestando en muchos ámbitos el proceso surgió y se mantiene por el impulso de la sociedad civil. La segunda es la referida al “núcleo social” que le da sustento que es claramente interclasista, tanto desde el punto de vista social como económico. La tercera es sobre su “carácter democrático e irreversible”. Creo que en estos conceptos queda poco que discutir.


Un proceso que siendo como es social, democrático e interclasista sólo puede romperse si se consolida la confluencia de dos efectos que estamos lamentablemente constatando en las últimas semanas. A saber: el mantenimiento de una posición totalmente cerrada por parte del Gobierno del Estado y la poca «calidad» de nuestra propia clase política. 


Si ello se produjera, si finalmente no se llega a producir el ansiado referéndum, conllevará una situación de conflicto y pérdida psicológica que no sólo nos afectará a nosotros (los catalanes) sino también a los del resto del Estado. Francamente no se que es mejor para éstos: Una Catalunya funcionando y desarrollándose en un marco de relación coherente y transparente con el Estado Español o una Catalunya «languidecida, derrotada y sin objetivos de futuro» en una expresión utilizada por el Presidente del Foment.

Por ello me reitero en mi posición sobre que el referéndum debería de realizarse. Y creo que es algo que necesitamos todos (ciudadanos de Catalunya y ciudadanos del resto del Estado). Una posición además ampliamente compartida en Catalunya. Porqué recordemos no es lo mismo una derrota en un proceso claro, diáfano y democrático que un “coitus interruptus”.

Creo que hoy ya nadie debería de atreverse a poner en duda que el independentismo en Catalunya no se esfumará aunque no se celebre finalmente el referéndum o su resultado sea negativo. Entre todos (Gobierno del Estado incluido) hemos creado un entramado social -incluidas las personas moderadas- que no abandonarán el proyecto sea cual sea el resultado final. Creo que tenemos un conjunto de población joven que aunque tenga una visión diferente de la política ha abrazado la posición «de desenchufar» del Estado Español y que se seguirán formulando, desde Catalunya, demandas a las cuales no podrán contestarse indefinidamente con “la callada por respuesta”.