Aunque las situaciones no son nunca de ‘blanco o negro’, lo más probable es que como profesional te plantees la necesidad de un cambio en tu trayectoria cuando se producen alguna de las situaciones siguientes:
- La creencia de haber terminado una etapa profesional.
- Una insatisfacción provocada por un enfrentamiento probablemente con el jefe directo.
- Una voluntad de promoción o desarrollo.
- «Dejarse llevar».
En este punto, es conveniente hacer varias consideraciones. La primera es que es adecuado no estar más de 3-4 años en el mismo puesto.
La segunda es que hasta los 30-35 años es recomendable -e inclusive conveniente- pasar por diferentes áreas o funciones en una misma o en varias empresas.
La tercera es que siempre es mejor provocar nosotros el cambio que tener que reaccionar a él.
La cuarta reside en el hecho de que muchas veces el cambio es provocado por acciones que hemos desarrollado sin una voluntad expresa.
La quinta es la que proviene del hecho de que, como en todas las cosas de la vida, también influye la suerte.
Por último, la sexta deriva de considerar que un cambio no ha de suponer necesariamente la resolución de la relación con tu actual empleador. El cambio es también posible -e inclusive recomendable- cuando este proviene del hecho de cambiar de función dentro de la misma organización.
¿Bajo qué circunstancias te has planteado tu último cambio profesional?
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