Las mutaciones y cambios en las estructuras económicas evolucionan hacia entornos en los que la destrucción de lo existinte adquiere incluso más relevancia que la contrucción de lo nuevo.
Un proceso que estamos viviendo ya y que nos lleva a tener que convivir con elevadas tasas de desempleo estructural (tanto en los colectivos más vulnerables como en los jóvenes). «Por ello, no debemos olvidar que en la progresiva especialización de nuestras estructuras laborales la educación es el valor primordial de la ecuación”.
Debemos trabajar para disponer de estructuras de formación y aprendizaje capaces de estar atentas y a la altura de las mutaciones que se avecinan.
La tarea es ardua pero absolutamente necesaria. Mientras que éstas no sean capaces de cambiar el desfase entre la formación ofrecida y las necesidades organizativas los niveles de desempleo estructural no descenderán y se incrementarán los de desigualdad social.
Conviene tomar nota de los argumentos formulados por José Mújica, «necesitamos invertir primero en educación, segundo en educación y tercero en educación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos». Sin embargo, conviene hoy preguntarse ¿Qué educación?, y ¿con qué fin? Para Mariano Kostelec, la formación no puede olvidarse de que “el ser humano es necesario y no sustituible. La capacidad racional, junto con habilidades tecnológicas, forman el tándem del tipo de perfil que las empresas necesitan y necesitarán en el futuro más cercano».
Nos enfrentamos a un futuro que “se presenta inestable, caprichoso, insolente y cuesta arriba en todo lo que se refiere a la actualización de los individuos”. Un futuro que va a exigir individuos flexibles que basarán sus estrategias existenciales en una capacidad sin igual de autogestión. Siguiendo a Kostelec «bajo mi punto de vista, el futuro nos brindará una conceptualización más adaptada a la realidad que los conceptos de ‘el trabajo os hará libres’ o ‘el trabajo dignifica’. Más bien será; ‘reciclarse o morir’. Sólo de esta forma será posible no desfallecer ante este futuro inminente».
Un futuro en el que se van a producir cambios sustanciales no sólo en los formatos y roles laborales, sino también en las relaciones personales y sociales, y en el que es posible que nos replanteemos el significado de conceptos como ‘amistad’ y sobre todo el de ‘realidad’, Conceptos que se verán afectados por la rotura de las barreras culturales y la posibilidad de construir nuevas redes que nos ofrecerá la tecnología. Es posible que “la llegada del metaverso suponga un “antes y un después en la forma en la que los seres humanos se comunican, disfrutan del ocio e incluso gestionan sus relaciones laborales».
Nota: Las reflexiones incorporadas en este post están basadas en las que Galo Abrain propone en Transhumanismo laboral: condenados a actualización perpetua – Retina (retinatendencias.com)
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