Adaptarse significa avanzar pero también asfaltar de cadáveres el camino. Significa reclicarse o quedarse en el camino (morir). El futuro más cercano pasa por superar el dilema entre reciclarse o morir. Sin embargo, creo que estaremos todos de acuerdo en que no podemos hacer este proceso a cualquier precio.
“Hoy estamos empezando a vivir la tecnología como una prolongación de nuestro cuerpo. Nos estamos adentrando en una era que alguien ha definido como transhumanismo”. Nos enfrentamos a nuevas situaciones que exigirán una capacidad de adaptación brutal tanto en cuanto a las tareas y roles como a los entornos laborales. Un proceso que, nos guste o no es claramente imparable y sobre el que cualquier actitud para impedirlo esta condenada al fracaso.
“Los ordenadores han logrado su metamorfosis, su cambio de estado, al líquido. A ellos les da igual ser herramientas para la creación artística, la resolución de problemas o la diseminación de información y contenido. (…) Han logrado erigirse como el cruel reflejo de las futuras necesidades humanas. (Los seres humanos) habremos de actuar igual, tarde o temprano, adaptándonos constantemente, mutando nuestra materia, para poder hacer frente a los perpetuos cambios que se avecinan”. Debemos asumir que deberemos, como la tecnología, hacer frente a una elevada capacidad de actualización.
“Trabajar es hoy, haya una automatización total o un colapso energético, más que un derecho, una obligación social (…) Trabajar sigue siendo, y será, traer algo de la nada. No contentarse con las innovaciones ajenas dedicándose únicamente a engullir. (..) La trampa de la existencia ociosa no es mejor, ni más humana, que la de la laboral»
Por ello, antes que pensar en la desaparición del trabajo como elemento central de la vida humana debemos repensar en cúal es el futuro que queremos para nuestro devenir como seres humanos.
Elbert Hubbard dijo, «una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario». Como suele ocurrir con las citas, a lo largo del tiempo caducan. Hoy podemos asegurar que no existe ningún hombre extraordinario que pueda hacer el trabajo de una máquina. Los seres humanos no tenemos nada que ver con las máquinas ya que tenemos capacidades y competencias que no es probable que las máquinas puedan desarrollar jamás.
Sin embargo existen previsiones que parecen acertadas relativas a la necesidad de afrontar el reto de que 3 de cada 4 puestos de trabajo hoy existentes experimenten, en los próximos años, cambios que exigirán a sus ocupantes un proceso de adaptación. El 25% restante serán roles/puestos de trabajo que simplemente desaparecerán. Los profesionales que hoy los ocupan deberán simplemente reinventarse y dedicarse a adquirir aprendizajes que les permitan acceder a nuevas competencias y habilidades . Mientras que el primer proceso lo definimos como ‘upskilling’ al segundo lo describimos como ‘reskilling’
Nota: Las reflexiones incorporadas en este post están basadas en las que Galo Abrain propone en Transhumanismo laboral: condenados a actualización perpetua – Retina (retinatendencias.com)
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