Tiempo de lectura: 3 minutos

El concepto de resilencia tiene que ver con la capacidad de las personas de afrontar de forma positiva las dificultades y con la voluntad y ánimo de superarlas.

Parece como si el hecho de que un término como «resilencia» no corresponda a nuestro lenguaje más habitual nos haya hecho incapaces, colectivamente, de dar respuesta a tales dificultades y afrontarlas con éxito.

He estado también buscando entre las definiciones del concepto de empleabilidad (un concepto cada vez más en uso hoy) y he terminado constatando que la definición que formulaba en el post http://pauhortal.net/blog/que-es-la-empleabilidad/ como la «capacidad de una persona de acceder a un puesto de trabajo, mantenerse en él y reorientarse profesionalmente en otro en el caso de pérdida del primero» sigue siendo probablemente la más valida.

Por cierto desconozco si ambos términos figuran ya como aceptados por el diccionario de la lengua española. De hecho el termino resilencia sigue siendo destacado por el corrector ortográfico de google como erróneo.

Todas estas reflexiones las hago como introducción al mensaje que finalmente quiero transmitir en este post. A pesar de los datos que muestran una evolución positiva en materia de empleo, (o cuanto menos no negativa) y que nuestros políticos/as no dejan de destacarlos mes a mes, utilizando incluso términos absurdos como el de «crecimiento negativo” las evidencias muestran que seguimos con un grave problema de empleo, con ratios de desempleo (además centrado en dos categorías: jóvenes y desempleados/as de larga duración) muy superiores a los de la media europea.

Vivimos además en un proceso constante de reducción del volumen de empleos en los entornos industriales que no sólo afectan a pérdidas de empleo directas sino a muchas más indirectas y constatando que los índices de temporalidad nos siguen situando en la primera posición del ranking de ineficiencia en esta materia en Europa (recordemos que en este sector seguimos con porcentajes superiores al 40%).


En otras palabras, en materia de gestión del empleo lo más grave es nuestro “conservadurismo” o en otros términos nuestra falta de resilencia.


Una constatación que esperamos validar en el desarrollo de la segunda sesión del FORO ERGON organizada por la Fundación Ergon www.fundacionergon.es que celebraremos próximamente en Barcelona. Una sesión dedicada entre otros objetivos a analizar las razones por las que seguimos en un entorno en el que pervive una cultura de fatalismo incapaz de afrontar las reformas que son necesarias. Una situación que nos mantiene con la falta de voluntad y la ausencia de un liderazgo que nos permita afrontar este problema con éxito.

Una situación que nos hace incapaces de, entre otros déficits, afrontar los cambios que necesitamos en las dinámicas contractuales que no nos permiten ofrecer alternativas de empleo de calidad a nuestros ciudadanos y fundamentalmente a los más jóvenes. Un contexto que genera un paulatino incremento de las desigualdades sociales y la lenta pero constante reducción de las “clases medias”. Conviene recordar que durante mucho tiempo hemos venido destinando más recursos a los intereses de la deuda pública que a las prestaciones o subvenciones al empleo y que, como mostraba el reciente informe de la AIReF accesible en https://www.airef.es/es/politicas-activas/ sobre la gestión de las políticas activas de empleo, el gasto en este ámbito es claramente insuficiente (si lo comparamos con el que se genera en otros países de nuestro entorno) y además ineficiente ya que su destino final es para ámbitos cuya relación con el objetivo perseguido es claramente cuestionable.  

He estado repasando, para escribir este post, algunos de los informes más relevantes sobre la problemática del empleo juvenil publicados en los últimos años.  Informes en los que se formulan diferentes hipótesis sobre las alternativas para enfocar este problema. Un ejemplo de ellos y probablemente el de mayor interés es el que ha elaborado el Servicio de Estudios del BBVA accesible en https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2018/03/Cuan-vulnerable-es-el-empleo-en-Espana-a-la-revolucion-digital.pdf, al que me referiré con mas detalle en la segunda parte de estas reflexiones.

Recordemos para terminar que el BBVA lleva años apostando por la figura del contrato único (se han dicho y escrito muchas barbaridades sobre esta fórmula) y la necesidad de replanteamiento y rediseño de las políticas activas con un foco específico en combatir los niveles de desempleo juvenil.