“Tenemos que empezar a reconocer la inevitabilidad de que las máquinas se encarguen de más y más tareas que solíamos hacer en el pasado. Se llama progreso”.
Esta frase que puede parecer tan apropiada para describir la realidad que estamos viviendo hoy fue formulada en 1997 (hace ya 20 años) por Garry Kasparov. Una reflexión que continuaba de la forma siguiente: “Las máquinas reemplazaron a los animales de granja y a todas las formas de trabajo manual, y ahora…. están a punto de asumir más partes sencillas de la cognición. Gran cosa. Está pasando. Y no debemos alarmarnos por ello. Debemos asumirlo y mirar hacia el futuro, tratando de entender cómo podemos ajustarnos a ello”.
Y aunque no seamos muy conscientes de ello porque lo estamos viviendo y sufriendo día a día en todos los ámbitos de nuestra vida las cosas han cambiado mucho en este periodo.
Lo expresado por el campeón de Ajedrez (recordemos que derrotado finalmente por una máquina) me lleva a proponeros esta reflexión mensual y a no olvidar el debate, que cada vez adquiere más relevancia, relativo al impacto que la transformación va a tener en el empleo y la necesidad de generar nuevos mecanismos de protección social. En este marco Alfredo Pastor del IESE en http://www.iese.edu/es/conoce-iese/prensa-noticias/noticias/2017/march/se-trata-de-proteger-al-trabajador-no-puesto-trabajo/ formula la reflexión de que “No se puede proteger el puesto de trabajo porque no sabemos cuál va a ser”. Se puede proteger al trabajador a la “entrada”, ofreciéndole una formación que le permita adaptarse mejor a las cosas nuevas que vienen –“y si me preguntáis cuál, os diré que no lo sé”, y a la “salida”, consiguiendo que cuando uno sale de un empleo tenga una cierta seguridad de que va a conseguir otro”.
En otras palabras ofrecer desarrollo actitudinal, más que aptitudinal y sobre todo elementos que desarrollen la empleabilidad presente y futura.
Esta es la única de las formas (unida a la reducción del tiempo de trabajo) que tenemos para minimizar el impacto en el empleo. Un proceso al que me he referido en diversos comentarios en este blog como www.pauhortal.net/blog/12833/ y http://pauhortal.net/blog/el-futuro-del-empleo-ya-esta-aqui/ y sobre el que se empiezan a ser claramente perceptibles dos tipos de planteamientos. Desde los que consideran que la transformación generará un gran volumen de ocupaciones que permitirán volver a niveles de empleo similares a los existentes antes el proceso, a los que consideran que vamos a vivir una reducción del volumen de empleos muy relevante y que nunca más viviremos entornos que en el pasado definíamos como de ´pleno empleo´, para los que va a ser necesario mantener ocupaciones “sin valor” o establecer fórmulas de Renta Mínima Universal.
Marc Vidal forma parte de los que mantienen una visión positiva sobre el impacto de los procesos de transformación en el empleo. En https://www.marcvidal.net/blog/2017/3/17/olvida-la-versin-oficial-los-robots-no-te-van-a-quitar-el-trabajo plantea que la afirmación de que no vamos a ser capaces de crear los mismos volúmenes de empleo que los que vamos a destruir “es tan superficial como otras que no consideran el hecho de que probablemente lo que va a pasar no es que se destruyan únicamente empleos sino que el concepto que representa el contrato social llamado ‘trabajo’ va a cambiar como nunca antes lo hizo” Y ahí va a estar el dilema. Mientras el concepto de trabajo va a cambiar radicalmente vamos a tener que vivir con nuevas formas en las que las organizaciones “interpreten como un valor añadido esa combinación futura entre transformación digital, automatización y robotización con el aumento de plantillas humanas. Sí, es posible, robotizar destruyendo unos puestos concretos para crear muchos otros”.
Ideas o planteamientos que,se ven confirmados en los planteamientos que formula de forma reiterada Enrique Dans. Por ejemplo en https://www.enriquedans.com/2017/04/sobre-hombres-y-robots.html expone “La tecnología (eliminará) determinados trabajos, pero solo la tecnología (será) capaz de salvar los empleos del futuro……. ¿Van los robots a quitarnos el trabajo? Sí, en un número elevado de casos. Pero intentar evitarlo solo generaría situaciones anacrónicas absurdas, como lo hubiera hecho el empeñarse en mantener a toda costa a los conductores de carruajes. En realidad, lo que los robots (harán) es hacer sitio para los (empleos) que realmente tengan sentido (aporten valor), para tareas que una máquina no haga igual de bien, para la redefinición de cosas que un hombre pueda hacer mejor gracias a la colaboración con máquinas. Nadie puede parar la automatización, porque intentar hacerlo solo incrementa el incentivo a que alguien, en otro país o en otra compañía, se aproveche de ella para ser mucho más competitivo, para fabricar mejor, con más calidad, más barato, o todo ello a la vez”. Tras este mensaje Enrique aboga por una reforma educativa “que (nos dote) de las habilidades suficientes para trabajar en ese escenario redefinido»
«El futuro es el que es: seguir desarrollando tecnologías cada vez mejores, más eficientes, más inteligentes y más capaces de hacer más cosas, y preparar al hombre para trabajar lo mejor posible con ellas”
Unos argumentos que podemos ver reforzados en el informe de McKinsey http://www.mckinsey.com/global-themes/employment-and-growth/technology-jobs-and-the-future-of-work? en el que se afirma que la «automatización, las plataformas digitales y el restos de innovaciones están cambiando (transformando) la naturaleza fundamental del trabajo» Hoy es necesario que nuestros líderes consigan entender estos cambios con el objeto de que puedan formular políticas que nos permitan avanzar. «Existe una creciente polarización de las oportunidades del mercado de trabajo entre los empleos de alta y baja cualificación, el desempleo y el subempleo, especialmente entre los jóvenes, y una creciente desigualdad en los ingresos. El impacto de los fenómenos migratorios y sus efectos sobre el empleo son (por otra parte) un tema político sensible en muchas economías avanzadas. Y de Mumbai a Manchester, el debate público se centra en el futuro del trabajo y si habrá suficientes trabajos para emplear a todos». Aunque no parece que este tema esté en el nivel de máxima prioridad en la política mundial en estos momentos.
Volviendo al título del post “empleo o empleabilidad” aunque es posible que la transformación digital genere millones de nuevas ocupaciones y empleos en el mundo, aunque es posible que muchos de los empleos sustituidos por robots generen nuevas actividades etc. la pregunta a formularse individualmente es cómo nos preparamos para ello, y colectivamente tomar consciencia de que cuando nos enfrentemos a una tecnología con un alto potencial de sustituir a los puestos de trabajo hoy existentes y que, aunque esto sea a corto plazo, puede tener efectos dramáticos sobre determinados colectivos, preparándonos para evitarlos o como mínimo para minimizar este impacto.
No debemos percibirlo como un riesgo sino como una oportunidad. Pero para ello se requiere voluntad para enfrentarnos a este futuro si, como repito a menudo, queremos dejar a las generaciones futuras un mundo mejor.
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