Si uno escucha con atención, hay ideas que no hacen ruido… pero vibran. El Espacio de Datos del Empleo es una de ellas. Cuando preguntas si hace falta, la gente te mira como si fuera obvio. “Claro que sí”. “¿Cómo no vamos a tenerlo?”. “¿Qué estamos esperando?”. Pero luego preguntas por qué no lo tenemos aún, y aparece un silencio incómodo. huele a tradición, miedo y burocracia.
Un silencio que huele a tradición, miedo al cambio, seguridad y burocracia.
Un total de 54 profesionales (expertos y gestores del ecosistema de empleo) -público, privado, social- han respondido a un cuestionario que les ha planteado la Fundación Ergon www.fundacionergon.org que deja al descubierto una paradoja: todos saben que hay que hacerlo, pero pocos saben cómo romper el hielo. Si analizamos el perfil de los participantes constatamos que una gran mayoría son profesionales senior con funciones de gestión y directivas y procedentes de sectores diversos. Personas que llevan muchos años navegando este sistema. Son profesionales que saben lo que funciona… y lo que no.
La necesidad es clara: el 89% nos lo dice sin pestañear
“¿Hace falta un Espacio de Datos del Empleo?” Sí: 89%. Ese número es una bofetada. No hay casi nada en este sector que genere un consenso tan alto. ¿Las razones? Tres muy simples, pero enormemente potentes. No hablamos de un capricho tecnológico; hablamos de supervivencia del sistema.
- Queremos gestionar mejor. Estamos cansados de pilotar políticas a ciegas.
- Queremos innovar. No podemos seguir con el Excel del 2004.
- Queremos una IA ética. Sin datos limpios, fiables y gobernados, la IA es un juguete peligroso.
Retos y oportunidades
Aquí empieza la conversación adulta. Porque sí: necesitamos un Espacio de Datos, pero hemos de hacerlo bien sin cometer los mismos errores del pasado. No podemos hacerlo mal. Sin garantías éticas no hay proyecto, sin gobernanza no hay confianza, sin financiación no hay futuro. Esto va de diseñar infraestructuras que duren, no de hacer pilotos bonitos para notas de prensa. Las condiciones de posibilidad se centran por tanto en la suma de ética, gobernanza y recursos.
Las barreras señaladas son casi poéticas por lo repetitivas. Si el mercado de trabajo fuera una pareja, aquí hablaríamos claramente de “problemas de comunicación”.
- Visiones distintas de los diversos actores. Cada institución inventa su propio planeta.
- Dificultad para compartir datos. No por mala fe: por miedo, por normas, por cultura.
- Déficit de confianza. El gran elefante en la habitación.
¿Dónde necesitamos impactar?
Cuando preguntamos por los ámbitos con mayor potencial, la lista es clara:
- Emparejamientos (matching) personas-empleo con datos reales, no con intuición.
- Asistentes y recomendadores basados en IA, que acompañen, orienten y predigan.
- Evaluación de resultados en tiempo real, sin esperar a informes post mortem.
y respecto a las prioridades que deberían de arrancar ya:
- Alinear formación y empleo. Sin esto, seguimos fabricando competencias obsoletas.
- Mejorar la calidad del dato. La IA no arregla un mal dataset; lo amplifica.
- El Pasaporte Digital de Competencias. El santo grial europeo. Un estándar que cambia el juego.
A veces la magia no está en el algoritmo, sino en la estructura. Un Espacio de Datos bien hecho permitiría: Colaborar sin duplicar esfuerzos, Interoperar sin guerras de software. Tener reglas del juego claras y compartidas. Incrementar la eficiencia. Es increíble la cantidad de energía que liberaría solo esto. El valor está, por tanto, en los criterios comunes, la colaboración y la interoperabilidad.
Conclusión: o lo hacemos ahora o nos lo harán otros
El Espacio de Datos del Empleo no es un proyecto tecnológico. Es un cambio de era.
Un salto cultural. Una apuesta por un mercado laboral más transparente, más inteligente y justo. Y aquí va la frase incómoda: si no lo hacemos nosotros, lo harán otros. Y probablemente peor.
PD… Puedes acceder a los datos completos del informe en ___________________
Deja tu comentario