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Estamos a tan sólo unos días de la convocatoria electoral en los EEUU y, por tanto, muy cerca de saber si Donald Trump conseguirá ser elegido Presidente.

Como anuncio en “sobre mí” en este blog escribo sobre las cosas que me interesan, y evidentemente al margen de los temas estrictamente profesionales me preocupan los resultados de estas elecciones por el impacto que su resultado, nos guste o no, va a tener sobre todos nosotros.

Durante las últimas semanas he seguido con cierta atención lo que se ha publicado en los medios sobre las mismas. Entre todos los artículos que he podido leer quiero destacar el que titulado de idéntica forma que este post publicó Xavier Más de Xaxas en la Vanguardia el pasado 23 de Octubre.

Después de describir con buen criterio lo ocurrido hasta la fecha de publicación cuyo resumen se expresa en la frase “Como hemos llegado hasta aquí es la gran incógnita que nos deja la campaña a la Presidencia de los EEUU. Si la política es el reflejo de nuestras debilidades como sociedad, Trump es una obra maestra”, expone que vivimos en un entorno en el que (y ello puede ser aplicable no sólo a los EEUU) “como peor funcione el sistema, como más evidente sea la incapacidad de la política para gestionar adecuadamente los asuntos públicos más frustración habrá en una sociedad que finalmente dará soporte a los populismos, hecho que a su vez generará más caos y así hasta que una mayoría de los electores crea que la democracia no es tan importante como la estabilidad económica y la seguridad de las fronteras”.

La crisis del sistema en el que vivimos y la incapacidad manifiesta de los líderes para enfrentarnos con éxito puede llevarlos al riesgo de olvidarnos de la clave fundamental de la democracia, basada en la confluencia y confrontación de distintos intereses, motivaciones y visiones en el seno de un ente denominado «parlamento» y nos dirija a un nuevo contexto en el que, condicionados por factores mediáticos de todo tipo los electores “no queremos ideas mejores sino ideas nuevas. No nos importa tanto la experiencia de un dirigente como su novedad» lo que nos puede llebar a habernos «lanzado en los brazos de la democracia directa y de los charlatanes que prometen curarnos de la calvicie” Y aunque el tema calvicie no sea aplicable a Xavier os juro que en mi caso está demostrado que, por el momento, la calvicie no tiene cura.

Por cierto si queréis acceder al excelente artículo que he escogido como base para estas reflexiones tenéis un enlace aquí http://www.lavanguardia.com/internacional/20161022/411205590650/la-gran-ballena-blanca.html