La serie de post que concluye con estas reflexiones se fundamentan en el proyecto InclunIA de implantación de la Inteligencia Artificial por parte de la Fundación Once.
Un proyecto que tiene por objeto incorporar a la IA en los procesos de Orientación y de Reclutamiento que lleva a cabo esta organización y que estoy analizando a través de las reflexiones que nos aportó Virginia Carcedo en el marco del proyecto Innova_Ergon 2024 realizado por la Fundación Ergon accesibles en https://fundacionergon.org/innova-ergon-1 dirigido al análisis del “Impacto de la Inteligencia Artificial en la Gestión del Empleo y la de las políticas Activas de empleo”. Un informe que encontraréis en la web de la Fundación, en este mismo apartado y que, ya he analizado extensamente en este blog en la serie de post cuyas conclusiones y propuestas finales encontraréis en https://pauhortal.com/informe-innova_-ergon-2024-1/
Virginia finaliza sus reflexiones detallando las habilidades que conforman lo que denominamos “talento humano” y que considera no serán sustituidas por la Inteligencia Artificial. «Aunque la IA ha demostrado ser una herramienta poderosa para automatizar procesos y optimizar la toma de decisiones, hay habilidades humanas intrínsecas que permanecen insustituibles. Estas capacidades están profundamente conectadas con la esencia del ser humano y juegan un papel fundamental en la construcción de un entorno empresarial inclusivo, innovador y ético. Estas habilidades humanas insustituibles son:
Creatividad: La capacidad de conectar ideas de maneras inesperadas, generar soluciones innovadoras y afrontar desafíos desde perspectivas únicas sigue siendo una exclusividad humana. La IA puede imitar patrones creativos basados en datos existentes, pero carece de la intuición y la chispa que impulsan las verdaderas innovaciones disruptivas.
Empatía: La comprensión emocional y la habilidad de conectar genuinamente con las necesidades, preocupaciones y emociones de otras personas son irremplazables. La empatía es clave en la gestión de equipos, la atención personalizada y la resolución de conflictos, funciones donde la interacción humana crea confianza y valor.
Adaptabilidad: En un entorno empresarial en constante cambio, la capacidad de los humanos para ajustarse rápidamente a circunstancias nuevas, inciertas o inesperadas es crítica. Las máquinas, aunque programables, no poseen la flexibilidad y el pensamiento intuitivo necesario para navegar en contextos desconocidos.
Juicio ético: Tomar decisiones basadas en valores y principios, considerando las implicaciones humanas más allá de los datos objetivos, es una habilidad exclusiva del talento humano. La IA carece de contexto moral o responsabilidad social, lo que la hace dependiente de la supervisión y orientación humana para actuar de manera ética.
Liderazgo y motivación: Inspirar y movilizar a las personas hacia objetivos comunes, creando un propósito colectivo, es una habilidad exclusivamente humana. El liderazgo efectivo depende de la capacidad de entender las aspiraciones individuales y unirlas bajo una visión compartida.
La Fundación ONCE, ha constatado como estas habilidades naturales son fundamentales para maximizar el impacto de la inteligencia artificial en el ámbito laboral. Por ejemplo:
- Los orientadores laborales no solo utilizan herramientas de IA para tomar decisiones más informadas, sino que aportan su empatía y juicio ético para garantizar que cada persona con discapacidad encuentre una oportunidad laboral que maximice su potencial.
- La creatividad y la adaptabilidad de nuestros equipos han sido clave para identificar nuevas aplicaciones de la IA en proyectos como InclunIA, desarrollando soluciones personalizadas que responden a las necesidades específicas de nuestros usuarios.
- El liderazgo humano ha sido el motor que ha impulsado la implementación exitosa de InclunIA, motivando a los equipos y a los usuarios a adoptar esta tecnología como una aliada para la inclusión.
El talento humano, en todas sus expresiones, sigue siendo una fuerza irremplazable. Aunque se habla de la llegada de una inteligencia artificial general capaz de emular la inteligencia humana, la verdadera chispa que impulsa el cambio y la innovación siempre partirá de las personas. «La IA puede ser un excelente complemento, pero nunca replicará la pasión, la curiosidad, el ingenio y el deseo de marcar la diferencia que define al ser humano«.
Comparto el criterio de la Fundación Once respecto a que la combinación del talento humano con la tecnología no sustituirá lo humano, sino que lo potenciará. «Porque, al final, la verdadera diferencia no está en los algoritmos, sino en las personas que los aplican con ingenio, ética y corazón»
Nota Final: Agradecer expresamente a Virginia Carcedo y a la Fundación Once su colaboración. Sin su participación estas reflexiones no hubiesen podido ver la luz.
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