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En este primer semestre del año 2025 hemos celebrado el cuarto aniversario de la última Reforma Laboral y el tercero de la nueva Ley de Empleo.

En el primero de los post de esta serie accesible en https://pauhortal.com/mercado-de-trabajo-dualidad-y-equidad/ afirmaba que “cada aniversario se repiten los análisis sobre el impacto generado, las asignaturas pendientes y lo que deberíamos de hacer para superarlas. En el de este año mientras que parece existir un cierto consenso en que hemos sido capaces de aprobar algunas asignaturas (amparándonos en una situación económica ciertamente favorable) seguimos sin obtener el aprobado en la que corresponde a la dualidad de las condiciones laborales de nuestro mercado de trabajo

Nuestro mercado laboral puede ser un escenario de ilusionismo. En la práctica, es un laberinto diseñado con callejones sin salida para algunos y autopistas sin peaje para otros. En este teatro de sombras, la dualidad y la equidad no son solo conceptos abstractos, sino mecanismos que pueden incluso actuar como elementos de control y exclusión.

El empleo ya no es, probablemente, la gran vía de la movilidad social. La desigualdad se ha profundizado notablemente en todos los ámbitos y consecuentemente en los relativos al acceso al empleo. La dualidad del mercado laboral es un fenómeno que puede incluso ya dividir y diferenciar a los trabajadores en dos categorías: los protegidos y los desechables.

Por un lado, tenemos a los primeros que gozan de unas condiciones laborales muy favorables empezando por la estabilidad. Por otro, una masa de trabajadores temporales, subcontratados, freelancers y gig workers, condenados a la incertidumbre permanente. Este esquema no es accidental. Muchas organizaciones lo justifican con argumentos como ‘necesitamos adaptarnos al mercado’ o ‘es la única manera de seguir siendo competitivos’. Pero, curiosamente, esa misma adaptabilidad no aplica para determinados colectivos y no sólo en el sector público.

Las barreras estructurales impiden que muchas personas siquiera alcancen la línea de salida. Nos venden la equidad como un valor fundamental, pero en el mundo del trabajo ésta no es posible mientras persistan desigualdades en el acceso al empleo (origen, entorno, distrito postal, situación económica, nivel formativo, red de contactos familiares etc). La equidad sería garantizar que todos tengan acceso a las mismas oportunidades, (algo evidentemente muy difícil de alcanzar) pero en su lugar tenemos un mercado que refuerza la desigualdad a cada paso.

No deberíamos seguir hablando del futuro del trabajo con una mezcla de optimismo ingenuo y cinismo calculado. Es posible que la automatización y la inteligencia artificial liberen a muchos/as del desarrollo de actividades repetitivas y de poco valor añadido y facilitarán el acceso a oportunidades laborales más creativas y significativas, pero la realidad es que la tecnología, sin un marco de regulación adecuado, no hará más que profundizar la dualidad existente. Si no establecemos medidas correctoras veremos un mundo con un incremento de las desigualdades sociales también en las diferentes clases de trabajadores. Desde una minoría que dispondrán de condiciones estables y de calidad a una mayoría que sobrevivirá en la economía del “haz lo que puedas” o sujetos a depender de forma más o menos permanente de los subsidios sociales. Sin regulaciones que obliguen a una redistribución del valor generado por la automatización, solo estaremos viendo una versión (siglo XXI) de la explotación laboral.

Si de verdad queremos hablar de equidad en el mercado laboral, necesitamos un nuevo contrato social. No basta con reformas superficiales. Se requieren cambios estructurales: desde garantizar niveles retributivos adecuados, el reparto del trabajo disponible, o repensar modelos como la renta básica universal. No se trata sólo de mejorar la situación de los trabajadores precarios, sino de cambiar la lógica del mercado laboral. La dualidad es un problema que sólo se resolverá con presión social, regulaciones inteligentes y un cambio de mentalidad social sobre el binomio trabajo/empleo.