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Vivimos en una situación de contrastes. Todos los datos estadísticos indican que estamos creciendo en PIB y sin embargo muchos de los ciudadanos no son capaces de percibir esta mejoría.

Es posible que estemos en la ruta del crecimiento económico, aunque lastrado por las consecuencias del conflicto en Ucraïna. Un crecimiento que en todo caso se debe más a factores exógenos (turismo y coyuntura internacional) que al hecho de que “hayamos hecho los deberes”. Hay quien incluso afirma que vamos a perder de nuevo la oportunidad que suponen los fondos Next Generation.

Se nos había dicho que el crecimiento económico llevaba aparejado la reducción del empleo y todos sabemos que, a pesar de las reiteradas declaraciones políticas en sentido contrario, la situación del desempleo estructural de nuestro país seguirá sin mejorar de forma sustantiva a corto plazo. 


Sigo pensando que nos estamos acostumbrando a convivir con una situación en materia de empleo que me atrevo a definir de grave aunque algunas estadísticas y los discursos gubernamentales se centren en demostrar lo contrario. 


Podemos entrar en una situación de emergencia que ponga en cuestión todo aquello que hemos conseguido en los últimos 50 años. Es duro decirlo, pero no hay justificación posible para la espera ni para la inacción. No caben escusas para no actuar.

Recordemos que nuestra situación en materia de empleo esta definida por contrastes: El primero el que se produce entre los que disponen de condiciones de trabajo dignas y los contratados en “precariedad”. Recientemente me he referido a ello en el post http://pauhortal.net/blog/transformacion-e-impacto-en-el-empleo-2/ El segundo el que genera un abismo cada vez más relevante entre los “seniors” de los jóvenes, un tema sobre el que he reflexionado en diferentes ocasiones. Por ejemplo en http://pauhortal.net/blog/existe-un-futuro-despues-de-los-50/


Esta es la realidad, esto es lo que no muestran muchas de las estadísticas oficiales, mientras que  seguimos sin tomar consciencia de la situación, y lo que es más grave sin adoptar las medidas que podrían corregirla. 


Es hora de tomar medidas. Y a pesar de la presencia de algún intento de interés como la reciente regulación para facilitar la incorporación de personas emigrantes en nuestro mercado de trabajo es el momento de reclamar decisiones de calado por parte de nuestra clase política. Es hora de que ésta deje de mirarse el ombligo, se aplique a sí misma el -cinturón de la castidad- y apueste por medidas de cambio real adecuadas a la realidad de nuestro mercado de trabajo. A este reto intentaremos responder desde la FUNDACION ERGON https://www.fundacionergon.es/

Si no lo hacemos entre todos tened el convencimiento de que alguien lo hará por nosotros.