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He estado preparando varias entradas para mi blog durante estas semanas (algunas de vacaciones) y las dos últimas reenchufando. Sin embargo como resulta que muchas de las ideas que lanzaba en mi último artículo considero que son plenamente vigentes os voy a remitir a ellas (su título es “Expectativas para un nuevo curso»).

Solamente añadiré que me sorprende los repetidos artículos y opiniones que se han venido publicando durante estas semanas sobre la capacidad de nuestra “clase política” para dirigir a este país, y para proponer soluciones reales que nos permitan “salir de la crisis”, muchos de ellos, referidos incluso, a nuestro presidente.

Señalar que no constan en mi memoria -desde mi recuerdos en este ámbito que son por generación casi coincidentes con la llegada de la democracia- que jamás se hayan vertido tal tipo de críticas– y desde distintos estrados, situaciones y planteamientos ideológicos- contra nuestra clase política. Es evidente que la situación es grave y que no parece que las cuestiones referidas a escuchas y demás sean de verdad las preocupaciones de los ciudadanos pero…

Y para terminar, mientras os anuncio que próximamente introduciremos importantes cambios en mi blog (tanto desde el punto de vista formal como de contenidos) reconoceros que esta entrada me ha sido inspirada por el arículo que sobre el título “no desperdicies una crisis” publica hoy mismo 5 de Septiembre Santiago Satrústegui en Expansión y del que me permito también entresacar la frase siguiente: “Existe solución pero el problema está en otro sitio”. Hay un chiste sobre un paciente que entra en la consulta de su médico horrorizado por lo que le ocurre y que tocándose frenéticamente con el dedo por todo su cuerpo, (cadera, pecho, codo….) le va diciendo al doctor me duele aquí, aquí, aquí…. ¿Es muy grave?. ¿Qué tengo doctor?….Al final lo que tenia era el dedo roto y –lo que es más grave- (y esto es de mi cosecha), una mala percepción de la realidad y de su propio problema”.