En el resumen ejecutivo del capítulo 7 del Informe España-2050 leemos:
“En las últimas cuatro décadas, España ha experimentado una transformación profunda de su mercado laboral, que le ha permitido aumentar la tasa de empleo desde el 50% de 1980 al 65% de 2019, reducir sustancialmente las diferencias de género, y mejorar notablemente los derechos y condiciones laborales de millones de personas”.
Unos avances “eclipsados por la persistencia de problemas como el alto desempleo, la elevada precariedad o la insatisfacción en el trabajo, que han derivado en una fuerte segmentación del mercado laboral. En España, conviven empresas consolidadas y trabajadores cualificados dotados de un empleo estable, con una mayoría de pymes poco productivas y trabajadores precarios. Esta dualidad está partiendo nuestra sociedad en dos y limitando el desarrollo económico y social de todo el país”.
La situación actual nos lleva a convivir con una serie de “transformaciones demográficas y tecnológicas (que) traerán nuevos retos, pero también nuevas oportunidades para corregir esta situación. El envejecimiento hará que en nuestro país haya 3,7 millones menos de potenciales trabajadores. Sin cambios, esto podría provocar una caída de los ocupados del -0,5% anual de aquí a 2050, frente al incremento del 2,0% que tuvimos entre 1995 y 2019. Para neutralizar esta pérdida de fuerza laboral, habrá que aumentar las tasas de empleo de las mujeres, los jóvenes y las personas mayores de 55 años; incentivar la inmigración legal; y potenciar la recuperación y atracción de talento”
El objetivo por tanto ha de ser el de “reducir la tasa de desempleo a menos de la mitad y alcanzar una tasa de empleo similar a la de los países más avanzados de Europa (80% en 2050). Esto supone aumentar nuestra inserción laboral en 15 puntos en los próximos 30 años. Es una meta ambiciosa, pero factible que ya han alcanzado varios países de nuestro entorno”
Todo ello, unido al desarrollo de la digitalización y su implantación imparable en los entornos laborales “cambiarán profundamente la forma en la que concebimos, organizamos y realizamos el trabajo. En el corto plazo, podría provocar pérdidas de empleo y un empeoramiento de las condicionales laborales de determinados colectivos; un riesgo que habrá que combatir mediante una apuesta decidida por la recualificación y una adaptación de las redes de protección social”
Un análisis que podéis encontrar en https://issuu.com/prisarevistas/docs/200521-estrategia_espana_2050_resumen, que finaliza con la frase con el que iniciaba el primero de los post de esta serie accesible en 2050: ¿Cómo será el mercado de trabajo? – Pau Hortal “Para aprovechar las oportunidades del futuro, nuestro país tendrá que modernizar su tejido productivo; actualizar y reforzar sus políticas activas de empleo; adecuar su marco normativo a las nuevas realidades económicas y laborales; actualizar sus mecanismos de negociación colectiva; y mejorar las condiciones de trabajo hasta hacer de este una experiencia más satisfactoria para el conjunto de la ciudadanía” .
Como ya he señalado expresamente, lo resumido en las frases anteriores, es un diagnóstico excelente que toma en cuenta las tendencias que estamos viviendo y que nos llevan a la necesidad de plantear un posible escenario futuro (en términos de 3/5 años) basado en las siguientes claves:
- La contracción/reducción del volumen de las tareas a realizar por los seres humanos, por lo menos a corto plazo, aunque nadie sepa definir cuánto puede durar este periodo de transición.
- La consolidación de marcos contractuales más flexibles (que en la Fundación Ergon fundaciónergon.org hemos definido como “nuevos formatos laborales”) no sujetos al tiempo de prestación sino a la consecución de resultados.
- El incremento de la disponibilidad laboral de nuevos colectivos que hasta este momento tenían una presencia relativamente reducida en el mercado. Y me refiero a las mujeres, los mayores de 60 años y los inmigrantes.
- La necesidad de definir un marco legal de carácter global con objeto de evitar situaciones de competencia laboral por parte de otros entornos/países en una tendencia irreversible a la creación de un mercado de trabajo que no va a conocer de fronteras.
Y en el que aparecen algunos elementos que además me han sorprendido muy favorablemente ya que en su mayoría no han sido muy comunes en los documentos de carácter gubernamental. Me refiero a: (1) La admisión de las disfuncionalidades provocadas tanto por una estructura económica determinada como por la existencia de un marco legal que favorece la desigualdad real en las condiciones laborales, (2) El reconocimiento explícito de que, por lo menos a corto plazo, los empleos “fijos y a tiempo completo (dejaran de ser) una opción para buena parte de la población española”, (3) La eliminación de cualquier referencia a las bonificaciones a la contratación como medidas a implementar con carácter general, (4) La necesidad de cambios en los sistemas de protección social que deben dirigirse a la persona y no al puesto de trabajo y (5) El reconocimiento de que es necesario adelantarnos y no formular resistencias a unas tendencias de cambio que son imparables.
Ahora bien, si el análisis o diagnóstico resulta certero y adecuado la “calidad” del documento se resiente por su falta de concreción en las medidas que propone para alcanzar los 8 objetivos que se detallan a continuación y que, aunque con diferencias de impacto relevantes, son razonables. A saber:
- Garantizar empleos de calidad.
- Actualizar y reforzar las políticas activas de empleo.
- El impulso a los cambios en el marco normativo.
- Modernizar las redes de protección social.
- Actualizar los mecanismos de la negociación colectiva.
- Fomentar la participación laboral de los nuevos colectivos presentes en el mercado de trabajo con especial incidencia en los mayores de 60 años.
- Promover medidas que faciliten la inmigración y la recuperación del talento emigrantes.
- Fomentar entornos laborales más satisfactorios y saludables.
Unas medidas que analizaré con detalle en el último post de esta serie y que fueron la causa de que, incluso, me haya planteado utilizar como título de estos comentarios el de “Carta a los Reyes Magos”. Una carta escrita en un mes de Mayo (cuando las cartas a los Reyes, como creo que ya saben hasta mis nietos de dos años, hay que escribirlas en Enero) y que adquiere aún más esta dimensión si analizamos el texto final que aparece en el resumen ejecutivo al que me he referido al inicio de este post. “En el medio y largo plazo, sin embargo, la transformación tecnológica creará nuevos empleos, aumentará la productividad, y mejorará las condiciones laborales de la mayoría de los trabajadores”.
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